La primera vez que leí este libro no debía estar muy
centrada porque cuando fui a hacer la reseña no supe muy bien qué poner en
ella. Recordaba algunas cosas, pero había otras que no, y por eso ahora, un año
después, me he animado a releerlo para poder dedicar a la historia la atención
que merece.
Adara es una niña pequeña que vive con su padre y sus dos
hermanos mayores en la granja de la familia. Su tío, un jinete de dragones del
rey, les visita cada verano para contarles las novedades de la guerra y para
llenar de regalos a los niños, pero, a pesar de ello, Adara prefiere el
invierno porque es cuando viene el dragón de hielo a verla. Su relación
comienza cuando ella solo tiene cinco años, y año a año se va fortaleciendo.
Ambos pasan juntos la mayor parte de la estación helada, volando unas veces y
en el hielo o la nieve otras. Y mientras Adara y el dragón se van uniendo, la relación de Adara y su padre se va enfriando.
Se trata de un cuento no demasiado largo que va acompañado
por unas ilustraciones en blanco y negro (¿o más bien diríamos gris?) que cuenta una bonita historia de amor y amistad. Personalmente no creo que sea para niños muy pequeños, a pesar de que lo vendan en la sección infantil, porque tiene algo de violencia, pero a partir de una edad prudente estoy segura de que los niños lo podrán disfrutar igual que los mayores.
A Adara le gustaba el invierno por encima de todas las cosas, pues cuando el mundo se enfriaba llegaba el dragón de hielo.
Este libro es la prueba de que George R. R. Martin puede contar una historia interesante en menos de 70 páginas. Las ilustraciones son de Verónica Casas, una ilustradora enamorada de los dragones, como menciona en su cuenta de Instagram.
Este libro es la prueba de que George R. R. Martin puede contar una historia interesante en menos de 70 páginas. Las ilustraciones son de Verónica Casas, una ilustradora enamorada de los dragones, como menciona en su cuenta de Instagram.